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sábado, 24 de agosto de 2013

1988 ...And Justice For All


Situémonos a finales de los años ochenta, una época en la cual la gente ya estaba harta de escuchar grupos dizque metaleros haciendo dizque música Heavy, pues como sabemos aunque no lo parezca hubo muchos discos en esa última mitad de los 80s los cuales mostraban que el Metal seguía vivo y que había grupos que realmente valían la pena, y entre ellos podemos mencionar precisamente el cuarto disco de Metallica.

El primero sin Cliff Burton en el bajo por lo cual resultó ser un disco muy polémico ya que el bajo del nuevo integrante, Jason Newsted, apenas y se escucha a lo largo del álbum aunque fue así como la banda demostró que no dependía de Burton para ser una banda exitosa, cabe mencionar que mi decisión de hacer esta reseña fue el hecho de que el disco cumplirá 25 años el día de mañana.


“Blackened” es de esos temas poco reconocidos de Metallica que abre el disco de una manera cautelosa pero que poco a poco logra adentrarse en el terreno con la velocidad de la guitarra, llegamos a “…And Justice For All” y encontramos ahí cambios de ritmo que bien podrían decirnos que la banda estaba entrando a un territorio más Progresivo, aunque hoy en día Kirk Hammet aborrece tocarla en vivo y pocas veces lo hace hay que aceptar que tiene muy buenos solos de guitarra, “Eye of The Beholder” es de esos temas de Metallica que te gustarán de inmediato gracias a su coro vociferante a pesar de ser un tema poco conocido, y el hecho de que sea poco conocido es que la banda lo hizo tan complejo y a la vez con una letra tan política y polémica que simplemente decidieron no tocarlo en vivo a pesar de ser un sencillo del álbum.

Entonces viene “One” la balada obligatoria en los álbums de Metallica pero que a diferencia de muchas de las baladas de la banda logra una velocidad extrema en la segunda parte del tema, pero antes de eso la letra nos cuenta la historia de un soldado que pierde sus extremidades, sus ojos, su boca y sus oídos pero con la mente intacta dejándolo enclaustrado en su propio cuerpo, regresa el Thrash por un momento en “The Shortest Straw” en donde reina la velocidad y un poco de distorsión que es aplastada por la batería de Lars Ulrich, esta letra nos cuenta como los más débiles siempre son los elegidos para hacer las tareas difíciles, “Harvester of Sorrow” es otro de los sencillos de la banda que si ha sido tocado varias veces en vivo aunque tiene un ambiente mucho más oscuro donde James Hetfield  parecer tirar al aire todos sus demonios vociferando una letra de odio y locura.

Aunque quizá lo más oscuro del álbum se encuentra en los tres últimos temas comenzando por “The Frayed Ends of Sanity” donde Jason Newsted sale a relucir haciendo unos coros un tanto diabólicos, de ahí en fuera el tema consta de riffs intensos que van creciendo en cuanto a intensidad, el espíritu de Cliff Burton se hace presente en “To Live Is To Die” gracias a que la banda rescata varios riffs creados por el mientras estaba vivo, de esta manera la banda le rinde un homenaje haciéndonos recordarlo a través de secciones instrumentales que contienen fuertes líneas de bajo y solos simbólicos, al final Hetfield recita un poema escrito por Cliff y el tema termina tal como empezó pero de una manera inesperada, la banda nos demuestra que sigue sabiendo hacer Thrash en “Dyers Eve” que es quizá el tema más rápido del disco y donde se puede disfrutar de la veloz batería que parece no tener quien la pare hasta que la guitarra le gana en velocidad y ambos instrumentos deciden parar.


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