Que bonitos eran los años 2000, tiempos en los que los chicos buenos eran bien vistos y en los que estos se dedicaban a hacer buen música, tiempos en los que la única preocupación del Rock Alternativo era hacer las cosas de una manera original, aunque se pareciesen a algunas bandas de antaño pero el sonido iba a ser transformado de cierta forma, les estoy hablando de los tiempos en los que Chris Martin había fundado Coldplay con tres ex-compañeros de la universidad, en los que esa banda era de las mas queridas del Rock, pesase a quien le pesase, y no se puede negar que al pasar de los años esta fue una de las bandas que nos decepciono cuando su sonido fue evolucionando poco a poco, pero bueno olvidémonos por un rato del presente y vayamos doce años atrás para analizar el álbum debut de esta banda.
Todo comienza con esas suaves melodías de "Don't Panic" y una guitarra que vibra a ratos de una manera muy sutil, un tema corto pero cuya melodía no se te quita fácilmente de tu cabeza, llega “Shiver” característica de la voz aguda de Chris y que nos habla de un amor que no parece correspondido pero cuyo personaje principal no se preocupa de ello y sigue insistente hasta el fin ya que cree que ha encontrado al amor de su vida, en “Spies” se esconde un slide misterioso y se logra vislumbrar una guitarra acústica en la superficie, llega entonces una mucho mas solitaria: “Sparks” que tiene lo suyo gracias a la utilización del bajo, aunque mucho mejor me parece el tema que cierra la primera parte del disco: “Yellow” una balada melosa que seguramente todos han escuchado y que quita el exceso de dulce gracias a la estridente guitarra que no para de sonar junto con el teclado.
Y así es como comienza la segunda parte que es mas intensa y que comienza con “Trouble” ese sentimiento de arrepentimiento por haber hecho algo mal y tener telarañas en la cabeza y no saber como limpiarlas, “Parachutes” es tan solo un pequeño enlace a “High Speed” que es quizá la muestra mas Alternativa del disco tiene una atmósfera donde pareciera que estamos encerrados en una burbuja tal como reza la letra y es imposible salir, llegamos a una mucho mas solitaria “We Never Change” que nos hace pensar quien esta haciendo las cosas mal en esta vida, el humano después de todo siempre es el mismo, para cerrar el álbum tenemos “Everything’s Not Lost” con su riff hipnótico del principio que es bien amortiguado por el piano que se encuentra en su punto álgido, Martin tiene en sus manos una de las mejores composiciones de la banda que cierra con un verso a manera de himno, claro que hay esperanza en esos últimos versos...
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